26.9.06

Función de teatro

Un teatro cualquiera, una vida cualquiera. En solo un parpadear de ojos, el escenario se modificó. Cambiaron la escenografía sin que nadie se diera cuenta. Por eso es que en este nuevo ambiente me encuentro algo perdida y desequilibrada. No encuentro el sitio donde tenderme a llorar o pensar. De ser un lugar abierto y libre, pasó a uno encerrado y oscuro. Suena curioso, con esto de la llegada de la primavera la escenografía debiera tener más color y luz. Parece que fue idea del guionista, por lo que escuché. Dijo que los personajes se estaban acostumbrando, y quería conocer qué efectos producirían en los diálogos un pequeño cambio. ¿Pequeño?, pensé… Toda la atmósfera se concentró a tal punto que se va desvaneciendo lentamente, así como si se evaporara toda el agua de los océanos y nos quedásemos secos de un día para otro. Mal. La tierra podría comenzar a agrietarse, cayendo parte del elenco a un abismo algo desconocido para muchos. ¿Y quién rescata de allí a los actores?. Los bomberos no forman parte de la función. Ya que el agua se encuentra en las nubes, toda apretada en miles y miles… ¿qué pasará con los rayos solares?. Bienvenida primavera… parece que mal día decidió envolvernos con su dulzor y calor. Pero, ya llegará el invierno, y del cielo comenzarán a caer las ácidas lágrimas que por un tiempo han estado guardadas, simplemente porque no querían salir, simplemente por miedo o timidez. Puede que el ácido quede disperso en el aire, pero a la tierra llegará agua pura y cristalina que hidratará hasta la flor más marchita. Puede que una vez que se mezcle la tierra junto con el agua, se forme un barro santo que traiga de vuelta la esencia de los actores, quedando atrás una tanda de personajes con caretas que generaban sensaciones invisibles para ellos.
Pero… son actores. La esencia es la entrega de una imagen, de una ideología, de un estado que se intersecta con una historia cualquiera, paralela a la real, a la palpable, a la que vale en verdad, a aquella que lleva consigo alegrías, tristezas, temores, penumbras, odio, rencor, melancolía…

[BonusTrack; Este Inmenso Show – Eros Ramazzotti]

25.9.06

Negro y Rojo

Y justamente sucedió lo que no querías que sucediera. Te miras desde lejos y ves sentada en una banca a una niñita con los pies balanceándose. A lo lejos, por tus oídos entra la voz de Javiera Parra… “sola y con calambres, sonrío y te espío…”. Espías en sueños. Retrocederías un par de días, semanas, meses… pero sabes que no puedes. Piensas que es el olor de las flores, pero recuerdas que el año pasado no andabas así. Te preguntas si será de verdad, y el viento del momento te da la respuesta. Te asustas, y escondes tu rostro en la bufanda que traes puesta. Como quisieras por unos segundos indagar mas allá, pero no sabes cómo, ni cuando… No quieres volver a ver la misma película, con aquel final algo amargo, pero que con el correr del tiempo se desvanece…
Sientes que no puedes respirar, que algo anda mal… como habías olvidado dicha sensación. Al comienzo la acurrucabas junto a tu sombra, pero ya deseas que se transforme, al igual que lo hace la larva en mariposa. Que vuele a lugares desconocidos y ocultos a tus ojos... A ratos imaginas los colores de la mariposa, hasta que despiertas y ves que una chinita está sobre tu hombro.
El negro y el rojo no eran los colores que imaginabas…

“Ser como una molécula de agua. Viajar mil kilómetros y nunca acabar el ciclo. Nadar junto a otras moléculas en el mar, evaporarse y llegar a las nubes. Mirar la tierra desde los cielos, luego caer, caer libremente sobre las montañas, viajar a toda velocidad por un río, cruzar valles, y llegar al punto de inicio, el mar…”

18.9.06

Gotas de Insomnio

10 para las 2 AM de un 18 de Septiembre. Salgo apresurada con el resto de la gente. Me invitan a otro lugar, pero por mi mente sólo aflora la aparición de alguna micro o taxi en el sentido correcto de la calle. Dirección poniente, ahí donde se pone el sol y donde mil kilómetros más allá el mar humedece la arena. No hay nada. Respiro profundo, y me acerco al primer taxi que veo, a pesar de ir en la dirección opuesta. No importa, a veces es bueno ir en contra de la corriente. En su interior, una mujer está al volante. Hacía tiempo que no veía a una mujer en ese puesto de trabajo. Sin dudar, subo. “Voy hacia el otro lado”.
La calle se ve algo desierta. A pesar de la fecha, no transita mucha gente. De seguro es muy temprano. Los vasos no terminan de ser rellenados por todas partes. La conversación fluye, como si conociera a la mujer durante toda mi vida.
Parece ser verdad que los taxistas cumplen el rol de psicólogos de los santiaguinos. Pero esta vez, fue una sesión de psicología similar a un juego de ping pong. Las palabras eran golpeadas por las paletas, y cruzaban de forma especial un lado y otro de la mesa.
Ahora estoy sentada aquí frente al computador digiriendo aún los últimos hechos. Han sido tiempos extraños. Mucha acción para tan pocos minutos de la cinta. Creo que mejor me voy a dormir.

8.9.06

Algo... ¿de mí?

Cuando chica tuve que hacer un trabajo... Buscar el diario del día en que nací. Según que había llovido la noche anterior. Un 20 de febrero. Algo extraño, ¿no?. Dicen que nací con los ojos muy abiertos, y lo primero que hice fue mirar algo extrañada a mi papá.
Cuando chica, tuve que ir al fonoaudiólogo. No podía decir la RR... Al fin de cada sesión, la tía me regalaba masticables, que yo creía chicles y me sentía grande.
Cuando chica, en kinder, pasaba los recreos en la sala de profesores. Observaba el acuario. Eso duró solo un tiempo. El acuario desapareció, e ir para allá me aburría. Tuve que enfrentarme a mis compañeritos, defenderme solita y no seguir escondiéndome en los brazos de las tías.
Cuando chica… ¡era bien chica!. No alcanzaba los “juegos” de la cancha de pasto, y mis amigas me hacían patita para poder columpiarme. Me peinaban con cachitos, y tenía una mochila de animales.
Cuando chica, quería ser astronauta. Juraba que era tan fácil como subir a un cohete, llegar a la luna en minutos, y caminar a saltos por ella.
Tal vez ahora me gustaría vivir en la luna. Los pasos son livianos, el caer no duele, y te elevas rápido… Newton y su manzanita de la gravedad…
Cuando chica, me ponía a jugar en el escritorio de mi papá. Decía que cuando grande, quería tener un escritorio así, con hartos lápices, y papeles, y clips, corchetera, corrector, destacadores, teléfono, fotos… La gente me decía… ¡estudia ingeniería comercial…! y se reían. Desconocían que esa información quedaría grabada en mi cabeza.
Tengo cálculo, marketing, rrhh, finanzas, microeconomía, desarrollo y solo un ramo que se asemeja a mi electivo humanista… ¿Dónde quedaron las palabras de un Marcelo Ipinza o Maritza Fortes, hablando de la revolución francesa y el proletariado?.
Ahora lo que menos me llama la atención es aquel escritorio donde jugaba.
Algunos sueños se fueron desmigajando, y otros, formando.
A veces pienso que debiera tomar mis cosas, y partir… donde el viento me lleve.
Quiero ir a Machu Pichu y subir la pirámide del sol. También quiero mojar mis manos en el Nilo, y respirar el aire del Dalai Lama. Quiero ver la luna desde una góndola, y caminar entre los dioses griegos.
Mientras… junto plata y sigo pensando... soñando. Total, es gratis.

6.9.06

Bienvenida... ¿primavera?

¿Ves cómo brilla la luna?. El cielo está despejado. Por la tarde cayeron unas especies de gotas, corrió viento, y también el sol se asomó. Que mezcla metereológica, tantos componentes dispares juntos en un par de horas.
¿Te encontraste con el ciruelo florecido?. Unos cuantos centímetros a su redonda se han teñido de rosa.
Las hojas secas que crujían bajo tus pies en los parques, ya no están. Los árboles ya botaron todas sus penas, tendieron sus brazos libres al cielo, esperando al astro rey.
¿Víste como brillaba la nieve desde la cordillera?. A la distancia se despide de una temporada que se aleja, esperando unos cuantos días para volver a aproximarse.
El aire se tiñe de un nuevo aroma. El horizonte luce nuevos colores. Las mañanas comenzarán a sentirse más cálidas, y la alegría se apodera de tu rostro...

(…même si ne le veut pas, te montres entre mes lignes)

4.9.06

Música... para volar

En un hervidero de palabras, algunas confusas, otras ajenas, unas copiadas y unas propias, quise escuchar mi alma. Aún no lo logro. En esta ciudad de la furia (¡y que furia!), me encontré con el río Babel. A un costado de éste se alzaba una torre, la torre de marfil, nombrada tantas veces en un libro famoso y algo conocido, pero que yo desconozco.
El río era uno más de los que ya había visto antes... pero tenía algo especial que llamaba mi más profunda atención. Me pregunté cómo se vería el paisaje desde el otro lado. Para saber la respuesta, debía introducirme en sus aguas e intentar cruzarlo, dejando atrás las corrientes y todo lo que se encontraba en su interior.
Era un noche de luna roja, una noche cubierta por una crema de estrellas. Muchas noches estuve de pie contemplándolo. Primero lo veía, luego lo miraba, y terminé observándolo. Aprendí de memoria su recorrido y sonido, dilucidé por los distintos valles que había atravesado. Desconocía hasta ese entonces que el río tenía en sus aguas mucho más que H2O.
"Hoy te busqué, en la rima que duerme, con todas las palabras..." De tanto callar entendí todo, menos la distancia. Y para facilitar el paso, un puente apareció ante mis ojos.
Me tenté, y puse un pie sobre él. Mi corazón delator daba señales... Una bocanada de humo hizo que volviera el pie a su lugar original. No... ese no era el camino.
Cuando pase el temblor, y pueda pensar con la mente fría nuevamente, repondré el camino. Esperaré esas señales luminosas provenientes de la torre de marfil. Mientras, me quedaré aquí observando el lago en el cielo, que parece tener aguas más tranquilas y transparentes que aquél río que me tiene con una bomba de tiempo en la mano.
Observaré como cae el sol...
... Y de tantas letras nombradas, ya no sabría cual de todas realmente escribir, solo sé que en el séptimo día escucharé una música ligera, esperaré un millón de años luz, y al final, rogaré para que no vuelvas sin razón, porque espero estar a un millón de años luz.
(Apuesto a que estaré desordenando átomos tuyos para hacerte aparecer...)