25.9.06

Negro y Rojo

Y justamente sucedió lo que no querías que sucediera. Te miras desde lejos y ves sentada en una banca a una niñita con los pies balanceándose. A lo lejos, por tus oídos entra la voz de Javiera Parra… “sola y con calambres, sonrío y te espío…”. Espías en sueños. Retrocederías un par de días, semanas, meses… pero sabes que no puedes. Piensas que es el olor de las flores, pero recuerdas que el año pasado no andabas así. Te preguntas si será de verdad, y el viento del momento te da la respuesta. Te asustas, y escondes tu rostro en la bufanda que traes puesta. Como quisieras por unos segundos indagar mas allá, pero no sabes cómo, ni cuando… No quieres volver a ver la misma película, con aquel final algo amargo, pero que con el correr del tiempo se desvanece…
Sientes que no puedes respirar, que algo anda mal… como habías olvidado dicha sensación. Al comienzo la acurrucabas junto a tu sombra, pero ya deseas que se transforme, al igual que lo hace la larva en mariposa. Que vuele a lugares desconocidos y ocultos a tus ojos... A ratos imaginas los colores de la mariposa, hasta que despiertas y ves que una chinita está sobre tu hombro.
El negro y el rojo no eran los colores que imaginabas…

“Ser como una molécula de agua. Viajar mil kilómetros y nunca acabar el ciclo. Nadar junto a otras moléculas en el mar, evaporarse y llegar a las nubes. Mirar la tierra desde los cielos, luego caer, caer libremente sobre las montañas, viajar a toda velocidad por un río, cruzar valles, y llegar al punto de inicio, el mar…”

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