20.11.06

Funny, funny...

Suena el timbre y no puedo abrir. Corro. Ya están en la puerta y pasan. Termino de guardar las cosas y llegan de la cena a lo "hindú". Partimos. Primera parada, el departamento de los carretes diurnos de colegio. El motivo, recoger a otro integrante y tomar fotos desde la azotea. El artista y el dueño del departamento suben, mientras que con el próximo sonidista nos quedamos en el estacionamiento escuchando a Jamiroquai. Vuelven, y partimos al otro departamento, con la idea de sacar fotos desde la azotea nuevamente. En el camino, un olor a carne asada despierta el hambre de todos. Tercer piso, y le decimos al conserje que nos esperan. Sumamos 6. Dicen que viene pepe y me río. No había logrado convencerlo por la tarde. Suena el timbre, y aparece con pelo largo y una especie de tambor. El polerón de Alemania confirma que no es el hippie que se podría llegar a creer que es. Llega el dueño de casa con los ansiados videos. Ya esperaba ver unas imágenes de Iron Maiden o Megadeth en la pantalla. De repente, aparecieron unos niños que me parecía haberlos visto hace muchos años y que en esos momentos estaban al lado mío. Por la tele, se las dan de Johnny Knoxville y Steve O en un episodio más de Jackass. Alguien recuerda que debemos ir al Buda, y que se supone otro más va en camino hacia allá. Salimos. Caminamos las cuadras y llegamos. Sin asombro vemos que está lleno y que debemos esperar. Somos 7. Se desocupa una mesa de 4 y nos quedamos ahí igual. Unos se sientan en las especies de maceteros, y llega Jano diciendo que sólo hay medios. Nada de litros. Al parecer el lugar anduvo colapsando. Sumamos 8, y cambio de mesa. Desde la cabecera miro, y parece un almuerzo familiar de “Machos”. Faltan 3 para que esté el grupo completo. Son cerca de las 3.00 y partimos al Liverpool. Para variar, no atiende el mismo tipo de la semana pasada. Allí, somos 6. Yo no juego. Iron Maiden suena de fondo. Asumo, acostumbrada ya a los gustos y música del resto. Suena el celular. La mala noticia que podría haber ocurrido, no fue nada más que un susto pasajero. El tipo me pregunta que música me gusta. Soda, Cerati, Jamiro… le digo. Pasa un rato y cambia la música. Me llama y hablamos del tema. Me presta 2 juegos de ingenio para que no me aburra. Me río. Vuelvo al grupo con mis nuevos tesoros, pensando cómo sacar las clavas de ese lío de círculos y figuras extrañas. Me tiran de la mano y la clava queda separada del atado. Caso resuelto. Volvemos por los autos, y terminamos nuevamente en el tercer piso. 5.00 AM y miro las estrellas desde el balcón. Uno estornuda por la alergia al gato. Otro come galletitas Frac. Un tercero se sirve un ron con “negra”, mientras otro llena un vaso de Coca-Cola. El dueño de casa da vueltas. El de la Coca-Cola tiene problemas, y el resto le dice que no webee, que debiera estar feliz porque estudia música, cosa que ellos quisieran más que nada en el mundo. “Envidia sana”, dicen. Igualmente, el drama va por otro lado. Yo muero de sueño, y continúo mirando las estrellas, mientras me las doy de psicóloga desde el balcón. Al despedirnos, surge un recuerdo del pasado. 5.30 – 6.00 estoy en el Mc`Donald`s de Macul con Grecia. Entrego las hamburguesas respectivas y saco las papitas que quedan en la bolsa. Miro hacia la cordillera, y el cielo está azul claro. Partimos a la famosa casa vieja, y allí vemos segundos de una película a lo más Charlie Chaplin. Con Meda reímos y partimos a casa. Él sigue el camino, mientras yo entro directo a mi pieza. Las 6.20. Cierro cortinas y persiana para que no me moleste la luz ni el movimiento del día.
Abro los ojos, miro la hora y son casi las 14.50. Calculo cuantas horas dormí, y a los segundos suena el celular…

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