26.8.08

Laberinto, huellas, arena

Esa textura que cautiva y agobia sin saber por qué. Pregunto si es que acaso es esa simple manta la que llevó a un contexto algo liviano y ligero de equipaje. Poco a poco la mochila a ido tomando peso, el que a ratos a concluído en una historia sin un final muy certero a simple vista. A pesar de eso, te propongo que nos introduzcamos en ese laberinto oscuro que creemos sin salida. Puede sonar algo iluso, incluso extraño, pero a ratos siento que es necesario correr ese riesgo. Si no, no estaríamos en nuestro sitio y nada hubiese ocurrido. Tal vez sería bueno no precipitarse. Quizás dejar que los huracanes azoten las costas de la bahía no es tan mala idea. No es que queramos ver damnificados, pero cambiar el ritmo a estas cosas, a nuestras cosas, puede que sea una buena solución. No significa tampoco ir corriendo tras respuestas o ir a ver a una gitana, sino que, simplemente, intentar hacer las cosas mas claras. Porque sería triste ver que todo se escapa como agua entre los dedos, o apreciar como la luz del sol se oculta tras los edificios sin haber corrido hacia la playa. Dicen que el último segundo antes de que éste se haya ido es especial. Dicen que se aprecia una especie de punto verde, casi por milésimas de segundo. Dicen que en ese instante hay que pedir un deseo. ¿No es que el verde era el color de la esperanza?. Bueno, como sea, todos tenemos ciertas esperanzas en nuestro interior, al igual que secretos. Te invito a caminar dejando huellas en la arena. Por mí, feliz de que dejes tus huellas en mi vida.

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